martes, 19 de agosto de 2014

Mudanza


Este Bar cierra sus puertas. 

O mejor dicho, las puertas quedan eternamente abiertas, para quien quiera que pase y se tome sus tragos, pero el dueño del bar hoy atiende en www.andreslewin.com.ar

Sean ustedes bienvenidos por ahí!

domingo, 8 de junio de 2014

CRONICAS CUBANAS



¿Qué alma no se enciende en un amanecer de libertad? 
Fidel Castro Ruz, 1953

Si las cosas que uno quiere / se pudieran alcanzar 
Veinte años, canción popular cubana

1.
En las escalinatas del centro histórico de la ciudad de Trinidad, hay un ricotero cubano. Desde lejos parece argentino, pelo largo, barba, pero no, es cubano. El ricotero cubano toma mate en la calle a las doce de la noche, conoce la historia de todas las bandas argentinas de rock, y hoy es el único ricotero de Cuba. Antes eran cuatro, un uruguayo que estudiaba Ingeniería, un argentino que estudiaba medicina y un chileno estudiante de física, pero ya todos volvieron a sus respectivos países.
El ricotero cubano invita con unos mates, habla mucho, y dice que si el Che resucita hoy sería de izquierda en Cuba. También cuenta que los Beatles estuvieron muchos años prohibidos, a pesar de que actualmente hay una estatua de Lennon en La Habana. El ricotero cubano es artista, comercia sus cuadros principalmente con turistas, y se puede permitir una vida con mayores comodidades que el promedio de los cubanos. En sólo un rato de charla, se habló de prohibiciones, de si la plata alcanza, del Che Guevara y del lugar que ocupa el arte en la sociedad cubana. De esto se habla en Cuba, de Guevara, de prohibiciones, de economía, de cultura.
“Con la revolución aprendí a ser hombre”, dice Pedro, hombre de unos 70 años, que lo único que pide es yerba mate, que le hace bien para la próstata. Para él, que es viejo, con los 147 pesos que recibe del estado, más lo que pueda procurarse, alcanza. Para los jóvenes es distinto, quieren otras cosas.
Yanet es joven, socióloga, 24 años. Apenas se recibió empezó a trabajar en la Biblioteca Provincial de Santa Clara, pero dejó porque no le gustaba ser jefa. “La gente no quería trabajar, salvo cuando había alguna feria y se recibía a escritores ´importantes´, pero el resto de los días nadie tenía ganas”, cuenta Yanet. Le pagaban 300 pesos moneda nacional. Cambió de trabajo, ahora es promotora de una agencia turística. Ya no es más jefa, y cobra 300 pesos moneda nacional más 22 CUC.
“A los cubanos no nos interesa la política, si la economía”, dice Yanet. Entre cubanos, cuando no quieren que la conversación se ponga pesada, se dicen entre ellos “no hablemos de economía”, porque es lo que todos hablan.
“Todos lo queremos al Che”, dice Yanet, mira a los costados, no ve a nadie, y continúa... “más que a Fidel”. “Lo queremos, a pesar que creó el trabajo voluntario de los domingos, que de voluntario no tiene nada”.
“Seremos como el Che”, es el lema que “voluntariamente” repiten todos los jóvenes en edad escolar. ¿No hay acaso un problema en esta frase que se repite como otras tantas en Cuba? ¿Es posible ser como el Che? ¿Le gustaría al Che que los jóvenes anden repitiendo una frase de idolatría hacia una persona? ? ¿O acaso si los escuchara no les diría... “¡no sean como nadie, tan sólo sean! ” ?
Ser o no ser, esa es la cuestión. Es la cuestión cuando hay filosofía, pero en Cuba hay muy poca filosofía, casi ni se la estudia, salvo a Marx. El estado promueve “el bien”, combate “el mal”, y lo que está “más allá del bien y del mal” se queda dando vueltas por el aire, más allá, no encuentra su lugar.


2.
Es un día soleado. Fidel y Raúl salen a caminar, conversan, debaten sobre políticas alimentarias, sobre como optimizar el uso de la libreta de racionamiento, si hay algún alimento que pueda agregarse al listado, cuando de pronto ven a un Guajiro arrancando hierba de la tierra y comiéndola. “Pues anótalo”, le dice Fidel a Raúl, “comen hierba”.
Así cuenta un chiste popular cubano, de los tantos que circulan por el aire, que como todo aire, no es ni bueno ni malo, es.
El chiste cuenta sobre lo difícil que es para el cubano procurarse la alimentación. “Antes, con la libreta de racionamiento se comía todo el mes”, me cuenta Doña Carmen, que me adopta como su nieto por pocos días. “Pero ahora alcanza para una semana, a lo sumo para 15 días para mí que soy una mujer grande”.
Doña Carmen defiende la revolución, dice que el pueblo cubano es más Fidelista que Comunista, pero que igual está con la revolución, “aunque La Habana no, es gente que siempre quiere más”. Doña Carmen recuerda la época de Batista, que eso sí era una dictadura. “Hoy no, se vota, hay elecciones, cada 300 personas elegimos a un delegado, que después eligen al delegado municipal, que luego eligen al delegado provincial, luego al nacional, y así hasta llegar a Fidel, o Raúl”.
Doña Carmen recuerda que antes de la revolución la operaron del apéndice, y su padre tuvo que vender el único ternero que tenía para poder pagar la operación. “Con la revolución ya me operé 7 veces, y nunca tuve que pagar nada”. Doña Carmen estudió hasta sexto grado, y tiene un hijo médico y otro contador.
Yolanda es médica, es la sobrina de Doña Carmen, la madre de Lorena, la esposa de Eduardo. Ellos viven en Viñales, un pequeño pueblo tabacalero de 12.000 habitantes, y otro tanto en zonas rurales. En Viñales hay 150 médicos, y una cantidad similar de enfermeros. La casa de Yolanda está siempre abierta para atender a cualquier persona que necesite ser atendida. Así funciona el sistema cubano de salud, solidario por sobre todas las cosas.
Cuba también ha desarrollado un amplio sistema de “medicina natural y tradicional”, obligados por la dificultad en la importación de medicamentos. Los medicamentos naturales retoman las “recetas de las abuelas”, con producción local y control por parte de organismos del estado.
Eduardo, el esposo de Yolanda, es licenciado en Física. “En los ´80 se vivía la ´Cuba maravillosa´, se vivía Cuba como hoy la viven los turistas”.
Otro chiste que se cuenta en Cuba, dice que cuando Fidel muere, le dan a elegir entre el paraíso y el infierno. Para probar de que se trata, va primero al infierno, donde hay mujeres hermosas y fiestas permanentes. Luego se da una vuelta por el paraíso, donde todo es calma, la gente tranquila, bastante aburrida. Elige el infierno, pero cuando vuelve, ya en forma definitiva, es demasiado el calor y se hace insoportable la estadía. “Pero esto no era así”, reclama Fidel... “es que antes viniste como turista, y ahora como residente”, le contestan.
Eduardo lleva 28 años como profesor de Física, y percibe un salario de 680 pesos moneda nacional, unos 28 dólares aproximadamente. “Pero no alcanzan, mis amigos me dicen que deje el trabajo, que me ponga a vender café en la calle, pero yo soy profesor, es lo que sé hacer”.
Eduardo se debate entre las dos Cubas, la Cuba en moneda nacional, y la Cuba en divisas, los famosos CUC.
El CUC equivale a un dólar, que equivale a 24 pesos moneda nacional. Hay cosas que se venden en moneda nacional -cada vez menos-, y otras tantas cosas que se venden en CUC. En la misma cuadra puede darse que en la calle vendan un café a 1 peso moneda nacional, o a 1 CUC, o sea 24 veces más.
El CUC fue creado aproximadamente en el año 2000, posterior al “período especial”, como una forma de captar los dólares que traían los turistas, y así el Banco Central poder hacerse de reservas en dólares-billete, necesarios para el comercio internacional.
En el billete de 3 pesos moneda nacional se ve la imagen del Che, en primer plano, con esa mirada tan del Che, entre ética y seria, con esa fiereza que no nos deja hacernos los distraídos. En cambio, en el billete de 3 CUC aparece una imagen de la estatua del Che, muy en segundo plano, sin esos ojos que nos miran al tratar con dinero. A mi amigo Leonardo, joven escritor cubano, le gusta hablar de la degradación ética y moral que hoy vive Cuba. Pero Leonardo es joven, y hay cosas que no entiende.


3.
Otro chiste que circula por el aire, dice que los españoles trajeron a los negros con cadenas en los pies, y hoy se llevan a las negras con cadenas de oro en el cuello.
Esa es quizás la principal tragedia de la Cuba actual, la proliferación de “jineteras”. Las jineteras son mujeres que caminan la calle, dan vueltas por ahí, están a la espera. Si aparece algún turista se le acercan, conversan. No se trata exactamente de trabajadoras sexuales, pero tampoco es algo muy diferente. No cobran, porque en Cuba está prohibido el ejercicio de la prostitución, pero están ahí, esperando alguna salvación, soñando con algún extranjero que las lleve de viaje.
Para un hombre argentino, el alivio es que no calificamos, somos extranjeros de segunda, ciudadanos de la pobre patria grande. Las mismas mujeres se acercan, conversan, y cuando escuchan la palabra “Argentina”, se alejan y siguen a la espera.
Un logro de la revolución es que Cuba dejó de ser “el prostíbulo del caribe”. Ahora es otra cosa, no se sabe muy bien qué, pero otra cosa seguro. El estado impone reglas, y la gente las acepta. Pero el estado, cuando quiere, también sabe hacer la vista gorda. En Viñales, por ejemplo, hay riñas de gallos. Están prohibidas, pero en un pueblo de apenas algunos miles de habitantes, que se junten cientos de personas, es poco probable que el estado no lo sepa. También es poco probable que el estado no sepa de las mujeres que están “a la espera” en la plaza central de Santa Clara, por ejemplo.
La cuestión es que las mujeres cubanas son de las más hermosas del mundo. Como la negra Purusa, gigante hembra cubana, la dignidad hecha persona. Cuenta la leyenda que antes del “período especial”, hubo un momento que se autorizó a la gente a salir del país. Pero también el estado autorizó, o al menos hizo la vista gorda, para que se califique a esas personas como “escoria”, y se permitía que se les tire huevos al frente de sus casas.
Al frente de la casa de la negra Purusa, han tirado huevos. Purusa emigró, “desertó”, se fue a vivir a los Estados Unidos, por una motivación más económica que política. Luego de varios años, en época del “período especial”, cuando en Cuba faltaba de todo, hasta alimentos, cuando el cubano adulto promedio perdió entre un 5% y un 25% de su masa corporal, en ese momento Purusa volvió a Cuba de visita. Fue a su pueblo, compró un paquete de huevos, y se acercó a la casa de quien había instigado al huevazo.
Tocó a la puerta. El hombre salió a la calle, y sorprendido, esperaba recibir el huevazo. Pero Purusa le entregó el paquete de huevos en mano, “pues aquí están pasando hambre, y usted necesita de los huevos”.
Ya fue dicho, las mujeres cubanas son de las más hermosas del mundo.


4.
Dulce es otra gigante negra cubana. De oficio bibliotecaria, de las bibliotecarias que se cargaban mochila al hombro y salían a repartirle libros a los guajiros en el campo. Se esforzó mucho para capacitarse, y hoy tiene unos 50 años y ya no puede hacer su trabajo por el desgaste físico.
La familia de Dulce, su abuela, vivía en un inquilinato en el centro de Trinidad. Con la revolución, la casa quedó para la familia, “porque esa es una de las cosas buenas de este sistema”, dice Dulce, “todos tenemos nuestra casa”.
“Ahora es distinto, los jóvenes no quieren estudiar, sacrificarse, todo les da lo mismo”, dice Dulce.
Son las tres generaciones cubanas, los mayores que están con la revolución, recuerdan lo que era Cuba en la época de Batista, los del medio que mucho no entienden que es lo que ha sucedido, y los jóvenes que escuchan Reggaeton.
La generación intermedia, gente de 40, 50 años, profesionales muchos de ellos, gente que ha estudiado mucho, se ha esforzado, capacitado, pero que hoy ya no tiene fuerzas para arrancar de nuevo, y tampoco para seguir como era, porque por más que intenten disimularlo, las cosas ya no son lo que eran.
Irene, la vecina de Dulce, es madre de una joven de 20 años que bien podría ser modelo de una marca europea de ropas. Irene seguramente también fue muy bonita de joven, pero hoy tiene 45 años y se la ve sin ánimo, desdentada, desencantada. Es ingeniera agrónoma, trabajó por 15 años en el campo, le gusta lo que ha estudiado, pero hoy no encuentra modo de ejercer su actividad. “El campo está quedado”, dice Irene, “al cubano le falta cultura, el campo es sacrificado, y aquí no hay ganas”.
Mientras la escucho a Irene, recuerdo ese otro chiste que circula por los aires, ese que cuenta sobre un acto en la plaza de un pueblo del oriente cubano, donde Fidel está arengando para que se trabaje más, que haya más sacrificio. Ante cada pausa en el discurso, dos hombres del fondo repiten en voz alta, “trabajaremos más”.
“Y si no hay sacrificio, sacaremos al azúcar de la libreta”, dice Fidel. “Trabajaremos más” repiten los dos hombres. “Y sacaremos también el arroz”... “trabajaremos más”, se escucha de nuevo desde el fondo. A la quinta vez, sorprendido, Fidel para su discurso y les habla a los jóvenes. “Esa es la actitud, los felicito. ¿Y de qué trabajan ustedes?”, pregunta Fidel. “Somos sepultureros”, responden los jóvenes.
Porque en el aire circulan chistes, encantos y desencantos, y ningún gobierno del mundo ha logrado hasta ahora gobernar el aire. El des-encanto, eso que sucede cuando algo ha perdido el encanto, parece ser algo muy cubano. Pero lo cubano, aún tratándose de una isla en medio del caribe, también es humano.
¿No será que las revoluciones duran una generación y no hay más vuelta que darle? Mientras dura la chispa encendida, mientras persiste el recuerdo de lo que era, la cosa avanza. Pero llega un momento en que, poquito a poco, el recuerdo se hace difuso, se olvida lo que era, no se entiende lo que es, y como esa ropa colorida que se va deshilachando de tanto uso, así también sucede con las revoluciones.
O por ahí es más simple y no puede pretenderse sacrificio, arduo trabajo, en una isla donde eternamente hace calor. Puede ser, quizás las cosas sean más simples de lo que a los humanos nos gusta.


5.
Será por el clima, será porque así es la esencia del cubano, pero las casas suelen permanecer con las puertas y ventanales abiertos. Recorriendo las ciudades, puede observarse el interior de los hogares, en una exhibición de lo privado casi obscena para el visitante no acostumbrado.
Los niños juegan en las calles, las señoras charlan con sus vecinas, los hombres juegan al domino en cualquier esquina, hay un marcado sentido de “barrio”. Cuba entera podría tranquilamente asemejarse a cualquier localidad del conurbano bonaerense, aunque sin violencia. Porque Cuba es el paraíso para los amantes del orden. Hay muy pocos robos, y tampoco hay piquetes que disturben el libre tránsito de las personas.
Pero el orden, el excesivo orden, poco tiene que ver con el arte, que necesita del caos. En las calles, se ven músicos increíbles con cara de aburridos, tocando las mismas canciones de siempre para los turistas. Por momentos, da la sensación de que al cubano le han robado la alegría, que no encuentra su cauce, tiene pocas formas de expresarse.
La alegría parece escondida, pero está latente, sólo se necesita que aparezca una comparsa en el carnaval de Viñales, para que la cosa se salga de control, para que la gente baile como se bailan los bailes verdaderos, los del alma.
Porque Cuba es música, cientos de años de cultura no han podido con la genética del negro africano, que se le mueven las patitas aún sin quererlo. El estado intenta institucionalizar la música, y a veces le sale, otras no.
En la televisión cubana, propiedad del estado, puede darse que se muestren los festejos por los 55 años de la creación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y haya músicos tocando canciones tradicionales cubanas, con el menor swing que un músico de salsa puede tener sobre la faz de la tierra. Ya lo decía el menos famoso de los Marx, Groucho... la justicia militar es a la justicia, lo que la música militar es a la música.
¿No será que Cuba necesita más Groucho y menos Karl? ¿No será que escapa a las posibilidades humanas controlarlo todo?


6.
Existe un mito según el cual los esquimales tienen 11 formas de decir blanco, porque un blanco muy blanco no es igual a un blanco un poquito blanco, para quien está acostumbrado a ver blanco todo el tiempo. Al revés, la misma palabra, en dos lugares distintos, puede significar muy otra cosa.
En Argentina, revolución es cambio. En Cuba, statu quo. Alguna vez habrán tenido el mismo significado, se trata del mismo lenguaje al fin y al cabo, pero en la Cuba actual la palabra “revolución” aparece por tantos lugares, se ve escrita en tantas paredes, que simula estar vacía de contenido.
Tanto la palabra “revolución” como la cara del Che, en las calles se repiten casi tanto como las remeras y banderas del Barcelona. Quizás sea Messi el nuevo Che del siglo XXI, el portador de un mensaje de salvación para la humanidad. Quizás, quizás, quizás, como dice una canción popular cubana.
Porque el cubano canta y grita, tiene música en sus palabras. Y no sólo que canta, sino que además escucha Reggaeton. Si el Che lo supiera, probablemente iniciaría una nueva revolución procurando la construcción de otro hombre nuevo, que escuche música de la buena. Porque probablemente ahí esté la gran cuestión cubana, el socialismo se construye con “hombres nuevos” o no se construye.
Y en Cuba se escucha Reggaetón, se toma mucho ron, el machismo es fuerte, y así con tantas otras cosas que no parecen ser de “hombres nuevos”. Aunque si se analiza a Cuba en términos políticos, con eso de que la política es el arte de lo posible, y se compara a Cuba con sus vecinos del Caribe, entonces por ahí la cosa cierra un poco más.
Quizás, quizás, quizás, el problema humano sea la pretensión de totalidad, de controlar hasta el aire, cuando si se le saca la retórica revolucionaria y se la analiza a Cuba en términos objetivos, se puede ver que ha tenido logros, que ha subido el piso, que son muy bajos los niveles de indigencia y analfabetismo. También ha bajado demasiado el techo, pero esa es otra historia.
Quizás, quizás, quizás, el problema esté en la pretensión sobrehumana de ser más que humano, de no aceptar que el humano sólo es perfecto en su imperfección.
Quizás la cuestión sea aceptar que un estado no puede construir el alma de un pueblo, ni tocar el corazón profundo de las personas, y cómo canta Litto Nebbia, sólo se trata de vivir. Y que además no hay paraíso sobre la tierra. O sí, porque como dice otro de los chistes que circulan por el aire, Adán y Eva son cubanos... andan sin ropa, descalzos, y tienen prohibido comer la manzana.


7.
Osmani maneja un bicitaxi por las calles de La Habana. Tiene puesta una remera de Messi, y lo quiere mucho al Che. “Es mejor laborar que robar”, dice.
Luzbely es maestra de primer grado, y cuando desde dentro de la escuela me ve caminando por la vereda, me grita bien fuerte pidiéndome un bolígrafo.
Amauri pasea turistas a caballo. Está muy contento, porque antes sólo podía elegir entre tres o cuatro posibles trabajos, y hoy es feliz yendo todos los días a la montaña con sus queridos caballos. Por un lado se queja de que no puede manifestarse, de que tiene que pagarle demasiado al estado para que le permita trabajar, pero también valora mucho las reuniones de los Jueves en el Ministerio de Trabajo, donde debaten con otros paseadores los mejores modos de realizarse laboralmente.
Ismael es un caballo cubano, de los que tienen nombre, porque hay muchos otros que no tienen nombre, son caballos socialistas, con igualdad de derechos, sin distinción de nombres y apellidos. Todos los caballos, los que tienen nombre y los que no, cuando se les dice la palabra “caballo”, ya saben lo que tienen que hacer.
Israel es otro paseador de turistas a caballo. Persona muy instruida, con estudios terciarios e hijo ingeniero. Lector, como muchos otros cubanos, que leen, que tienen la posibilidad de acceder a libros a precios económicos, con bibliotecas populares en lugares impensados. Lee, pero sólo lo permitido, porque lo que no, apenas si circula por los aires.
Reinaldo es librero en una feria de La Habana. Como a casi todo cubano, le cuesta ganarse el mango. Le gustan Coltrane, Anibal Troilo y Adriana Varela. Ha leído mucho, prefiere los libros a la política. Porque sabe, entiende que lo que perdura en el tiempo son los grandes libros. Cree que es muy compleja la construcción del socialismo, no está a su alcance, prefiere los libros. Lo respeta y admira al Che Guevara por su coraje, su integridad como hombre, pero también lo sabe humano, imperfecto, con contradicciones, como también somos el resto de los animales de esta especie.
Reinaldo dice que el cubano ha creído en el Fidel del discurso “La historia me absolverá” de 1953, pero que hoy el cubano se parece mucho al personaje de Hemingway del libro “El viejo y el mar”, un hombre que espera y espera. Y espera.


8.
Una de las primeras revoluciones de la modernidad, la Revolución Francesa, tenía una hermosa consigna: “libertad, igualdad, fraternidad”. Pero del dicho al hecho hay un largo trecho, tanto en Francia, Cuba, Argentina o el Congo.
En ese trecho, hay lugares donde algunas cosas funcionan mejor que otras. Y si hay algo que en Cuba funciona mejor, es “la fraternidad”. Hay un espíritu solidario promedio que simula muchas otras carencias de “la revolución”, palabra que empieza con “R”, y que como cualquier otra palabra, no deja de ser palabra, lenguaje.
También la palabra Ron empieza con “R”, al igual que Raúl y Rebelde.
“Dale ron a los revoltosos, así simulan alegría y olvidan rebeldía, no vaya a ser que esa ropa tan rota no los deje rapear”, eso dicen los rumores que hace poco dijo Raúl, un hombre de la “R”, pero son sólo rumores, incomprobable como todos los rumores.
Lo que no es rumor es la pregunta, y Cuba, por sobre todas las cosas es pregunta. Sobre todo una pregunta: ¿Puede el hombre construir el socialismo?

Hasta ahora, los hechos parecen demostrar que no es posible, que el humano es demasiado humano y no hay vuelta que darle. Pero esto ha sido hasta ahora, no se sabe del mañana, aunque lo que sí puede deducirse, es que si alguna vez logra construirse el socialismo, no será desde la voluntad de los hombres, sino desde sus corazones. Como el corazón de personas como Osmani, Pedro, Israel, Dulce, Purusa, Yolanda, y tantos otros humanos del Siglo XXI.

Andrés Lewin


domingo, 2 de marzo de 2014

EL DALAI PEP





EL DALAI PEP
Apuntes sobre una posible relación entre Pep Guardiola y el Dalai Lama.


Al fin y al cabo, lo que casi todos buscan es una dosis de felicidad. 
Dalai Lama

I.

¿Cómo llegan los libros a uno? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Hay una razón última de las cosas?

Hace un par de meses, por circunstancias laborales, me tocó estar en la bonita ciudad de Arequipa, en Perú. Mientras caminaba por las calles del centro, reflexionaba sobre por qué la vida en comunidad suele resultar tan complicada. Si es simple, un gobierno debería procurar la felicidad de su pueblo, y generar las condiciones para que todos los niños tengan dónde dormir, qué comer y un espacio sano para jugar, reír.


No parece tan difícil, y sin embargo, la mayoría de los gobernantes viven enredados adentro de una nube -como si tal cosa fuera físicamente posible-, y a medida que van ascendiendo en el poder, se van alejando cada vez más del mundo sensible, sensorial, donde se ven las miradas de los niños, se oyen los llantos de las madres, o se tocan los brazos flaquitos de las personas.

Reflexionaba, con cierta dosis de impotencia, como suele suceder cuando pensamos sólo con la mente, y nos preocupamos por cuestiones que no podemos resolver desde la cabeza. Somos im-potentes, en potencia, en la cabeza no logramos cerrar el círculo de los pensamientos. Necesitamos cuerpo, acción, por más sutil que sea esa acción.

Mientras continuaba con los pensamientos, ingresé a una librería de viejos. Revolviendo estantes, encontré un libro que se llama “La senda del lider”, escrito por el Dalai Lama en colaboración con un consultor de empresas de nombre Laurens van den Muyzenberg.

Siempre me pareció muy bonita la palabra “senda”, tiene algo de lenguaje antiguo, de otra época.

Empecé a leer el libro. Seguí. No paré. Sin quererlo, empecé a caminarla a la senda.


II.

La senda del lider” intenta vincular aspectos de la filosofía budista con nociones de liderazgo más convencionales.

Según el Dalai Lama, la esencia del budismo puede ser resumida en dos conceptos: visión de futuro justo y conducta justa. Tener la visión, y actuar en consecuencia.

Para el budismo, un “verdadero” líder es quien toma las decisiones justas. Y para tomar las decisiones justas, hay que mejorar la mente, entrenarla. Todos podemos mejorar nuestra mente, pensando y actuando de manera justa.

Justa, justa, justa... palabra que se repite casi en forma de mantra, quizás porque es algo que no deberíamos olvidar las personas. Como tampoco deberíamos olvidar de actuar siempre con la intención justa.

Pensar y actuar con la motivación justa es la primer parte del concepto budista de Visión de futuro justo. La segunda parte consiste en reconocer tres aspectos de la realidad:

- Nada de lo que existe es permanente, todo cambia
- Nada de lo que existe es independiente
- Nada existe sin una causa

En terminología budista, lo anterior se conoce como Impermanencia, Interdependencia y Origen dependiente.


III.

En el libro, se describe al verdadero líder como alguien que tiene la mente tranquila, serena y concentrada. Si la mente es influenciada por la ira, los celos, el temor, o la falta de confianza en si mismo, la persona se transforma y se torna ineficiente, no ve la realidad. Una mente entrenada puede ver cuando una emoción comienza a a hacer de las suyas.

Líderes verdaderos o no tanto, formales o informales, existen en todo tipo de organización, desde la familia al grupo de amigos, desde el equipo de fútbol hasta el gobierno de un país.

Toda organización está compuesta por un conjunto de personas, es la suma de los individuos dentro de ella; es, a la vez, más y menos: más porque es capaz de lograr cosas que los individuos no pueden lograr solos. Y menos porque los individuos también tienen una vida por fuera de la organización, tienen padres, hijos, amigos, etcétera.

Pienso en el Barcelona: Messi hace goles, porque alguien le pasa la pelota, o sale campeón porque alguna vez un defensor sacó una pelota en la línea. Pero a la vez, Lionel Messi es también un individuo, que sufre, ama, llora, al igual que cualquier otro individuo.

¿Qué tienen en común Buda y el Barcelona? ¿Cuál es el hilo conductor entre Siddhartha y Lionel Messi? El Dalai Lama dice que el Budismo pone en un primer plano la felicidad de las personas. Y el Barcelona también, pero no sólo por brindar un espectáculo público, un entretenimiento, sino que además, como organización debería procurar la mayor felicidad posible de sus trabajadores, en este caso los futbolistas.

Pep Guardiola, entrenador del Barcelona de Messi, quizás uno de los mejores equipos de fútbol de la historia, ha comprendido muy bien la importancia de la felicidad en las personas, en los grupos humanos.

Un ejemplo de esto se dio en el año 2008, cuando Messi fue convocado para jugar por la selección Argentina en las olimpiadas de Beijing, y Guardiola recibía presiones para no permitirle a Messi participar, ya que el Barcelona tenía partidos importantes por jugar.

Lo mejor es que siga ahí, donde es feliz, que no se lesione y vuelva con la medalla de oro. En estos partidos nuestro deber es ganar sin Messi”, declaró Pep Guardiola. Dicho y hecho, Messi fue feliz, no se lesionó y ganó la medalla de oro. Y el Barcelona ganó los partidos que tenía que ganar.


IV.

Buda consideraba que el principal eje de sus investigaciones era encontrar la causa de la falta de felicidad de las personas y cómo hacer para reducir el sufrimiento. Su conclusión fue que la principal causa de sufrimiento de las personas es el egocentrismo, al cual consideraba una ley de la naturaleza, una cuestión de supervivencia de la especie.

Pero el egocentrismo es también la causa de los pensamientos negativos, y Buda lo que propone es un entrenamiento de la mente, una disciplina para no ingresar en el enredo de los pensamientos.

Los directores técnicos, al igual que cualquier otro líder, se enfrentan a cada momento con la necesidad de tomar decisiones. Si su estado mental está dominado por pensamientos negativos, esas decisiones serán muy diferentes que si ese líder tiene una visión de futuro justo.

Guardiola es un ejemplo de líder con una visión de futuro justo. En el blog Paradigma Guardiola, se define su paradigma, su visión, su modelo de juego, con las siguientes ideas fuerza:

- Posesión 74: implica buscar 74% de posesión del balón en los partidos
- Anchos para ser profundos: busca lateralizar la posesión de la pelota, “abrir la cancha” en jerga futbolera
- Salir jugando: que desde el arquero hacia adelante, se procure siempre el toque
- Recuperación 5 segundos: Cuando se defiende, presionar para una rápida recuperación

Con estos ejes, estas claras premisas básicas, una visión de futuro justo aplicada al deporte, el Barcelona jugaba los partidos -y los ganaba-. Claro, y también con Messi, ser sobrehumano que justifica cualquier teoría.


V.

Siempre según el Dalai Lama, al momento de tomar una decisión, tanto Guardiola como cualquier otro líder, deberían considerar la intención detrás de cada acción. Esa intención debe ser buena, lo que significará que no perjudicará a otros, como mínimo. Al menos, reducir el daño al mínimo posible. Además, el líder debe preguntarse... los efectos de esta decisión, ¿son beneficiosos para la organización y el resto de las personas involucradas? ¿Cuales son las causas y efectos de la decisión?

Las relaciones de causa y efecto pueden entenderse mejor con los tres principios budistas de origen dependiente, interdependencia e impermanencia.

- Origen dependiente: Nada existe sin una causa y nada cambia espontáneamente. O sea, cualquier decisión inicia un cambio.

- Interdependencia: Todas las acciones tienen efectos en uno mismo y en los demás. Mis actos causan un efecto en otras personas, y sus reacciones ante mi actuación causan un efecto en mí, y así sucesivamente, en una cadena interminable.

- Impermanencia: Dado que hay innumerables causas y efectos, nada de lo que existe es permanente y sin una causa. El cambio constituye el estado natural de las cosas, todo en la vida crece y se deteriora, y por lo tanto la incertidumbre y la ansiedad son parte inherente de los seres vivos.

Las personas sabemos de la impermanencia, pero no nos gusta, preferiríamos estados satisfactorios permanentes. Pero es imposible un estado permanente de satisfacción sin que haya cambios, algunos placenteros y otros no tanto.

Desde el momento en que vivimos en este mundo estamos destinados a encontrar problemas. Podemos desanimarnos y así baja nuestra habilidad de enfrentar la dificultad, o podemos recordar que todos experimentamos sufrimientos, y no sólo nosotros sino cualquier ser vivo, entonces esta perspectiva más realista incrementará nuestra determinación y capacidad para superar el problema. Con esta actitud, cada nuevo obstáculo puede ser visto como una oportunidad para mejorar la mente.

Lo más probable es que cuando a Messi lo convocaron a los Juegos Olímpicos, Guardiola no tenía conocimientos de las enseñanzas del Buda. Pero igualmente actuó como un líder con una visión de futuro justo. Al enfrentarse al problema que la vida le puso por delante, supo tener la mente tranquila, serena y concentrada para actuar con determinación.

El problema fue una oportunidad para mejorar su mente, mejorar a la organización y al equipo, al tener que afrontar los partidos sin su máxima figura. Y también mejoró al propio Messi, que fue feliz, a la vez que consciente de su interdependencia, de que en ese momento sus compañeros de equipo estaban jugando sin él -y ganando-, por lo que todos dependían de todos. A la vez, el cambio constante, la impermanencia... el Barcelona de Messi pasó a ser el Barcelona de Xavi, Iniesta y compañía. Y supo ganar también de esa forma.

El verdadero líder, entiende el origen dependiente de las decisiones, la interdependencia e impermanencia. Por eso no pone el foco sólo en los resultados, porque eso genera un exceso de expectativas y ansiedades. En cambio, al entender la interdependencia, sabe que un gol de Messi puede significar la sonrisa de un niño en Malawi.

Eduardo Galeano, admirador de Guardiola y el Barcelona, aún sin hablar de liderazgos, también da a entender que no todo es resultados en una organización. “No creo que valga la pena vivir para ganar”, dice Galeano. Ninguna victoria, ninguna derrota, y mucho menos los empates son para siempre. A la semana siguiente se gana, se pierde, se empata, pura impermanencia.

Lionel Messi, un regalo que la divinidad le da a nuestros ojos cansados, quizás sea una pequeña señal del universo para iluminarnos la senda de los buenos, los que insisten en un futuro justo donde todos y cada uno de los niños tendrán dónde dormir, qué comer, y un espacio sano para jugar, reír. Por ahí esta es la razón última de las cosas.

Andrés Lewin

jueves, 12 de septiembre de 2013

Mi bobe



Nada más mentiroso que una autobiografía. Los recuerdos se viven o se sueñan, aunque luego se distorsionan con la propia mirada, a veces condescendiente, a veces tiránica. Esa mirada funciona cual diario del Lunes, recordando gambetas y olvidando patadas, o peor, recordando patadas y olvidando gambetas.
Pero de una u otra forma, la autobiografía no deja de ser un simple relato, por más bello que sea. No importa lo verdadero, importa lo verosímil. Así somos los humanos, nos gusta creerle al que cuenta, más aún si el cuento empieza con la palabra “yo”.
Yo, Andrés Lewin, he aprendido en las películas sobre la mafia, que “el que avisa no traiciona”. Aviso entonces: lo que van a leer a continuación es pura ficción. Mi propio recuerdo, real o inventado, quien sabe.
Voy a contarles una ínfima parte de lo que soy, como si tuviera la capacidad de observar en el microscopio una de las gotitas de sangre que circulan por mis venas. Una sola, bien pequeña, como son todas las gotitas.
Esta gotita es la raíz desde donde crece el árbol de mi escritura. En la gotita, y para no aburrirlos y contarles sobre el siglo XVII, aparece mi bisabuela. No voy a decirles su nombre, no porque no lo sepa, sino porque cuando ayer estuvimos charlando en la nube, me recordó que ella es pudorosa y no le gusta la fama. Mi bisabuela escribía poesía en un diario en Idish.
En la gotita también aparece mi bobe Masza. Artista, dibujante. Mucho más pudorosa que mi bisabuela. Tanto que sólo ella y yo sabemos que fue artista.
La semana pasada, fui a la casa de mis padres a buscar un libro que leí de pequeño, de Laura Devetach. La cuestión es que estoy tratando de aprender a escribir mejor, entonces intento leer mucho, más aún lo que leí de niño. No lo encontré al libro, pero revolviendo entre las miles de cajas que aún guardan mis padres, encontré “LA” caja.
“LA” caja estaba llena de dibujos que mi abuela pintó de niña cuando aún vivía en Polonia, antes de venirse a la Argentina a sus 11 años.
Como muchos inmigrantes que escapaban del hambre de Europa, mi abuela se vino con muy pocas pertenencias, tan sólo lo que podía guardar en su mínima valija de cartón. Entre las muy pocas pertenencias, eligió sus dibujos.
Pudo haber traído más ropa, o algún juguete, o elementos de utilidad como hilos y agujas de coser, lo que sea, pero eligió sus dibujos, que estuvieron guardados por muchos años hasta la semana pasada. 
Los artistas son así, el arte por sobre todas las cosas. Y hoy día, mientras escribo esto que escribo, yo sé, porque lo sé, que mi abuela sigue dibujando en cada una de estas palabras.






miércoles, 17 de julio de 2013

UNA CARTA


De los posibles géneros de escritura, creo que mi favorito es el "género epistolar", disfruto mucho escribiendo "cartitas". Pero no soy el único, porque si bien en este siglo que nos toca muchos olvidan de su letra cursiva, probablemente sea la época de la humanidad en que mayor cantidad de cartas se escriben. Ya sin el “aura” de una letra desprolija, o un determinado olor de una hoja, pero cartas al fin y al cabo. A continuación, podrán apreciar una de mis últimas “cartitas” a una bonita pareja de amigos, recientes padres para más datos.



Amigos:

Hace un par de días ví un documental donde Litto Nebbia cuenta cómo compuso el tema "La Balsa".

En resumen, la historia es que los loquitos lindos que inventaron el Rock en Castellano, cuando terminaban sus noches, se quedaban desayunando en el bar La Perla, frente a Plaza Once. Se juntaban ahí, lisa y llanamente, porque a la madrugada era de lo poco que quedaba abierto en la ciudad.

"La Balsa" surge justamente en el Bar La Perla, cuando Tanguito le pide a Litto Nebbia que lo acompañe al baño con una guitarra, porque quería mostrarle algo que se le había ocurrido. Tanguito empieza a tararear "estoy muy sólo y triste / en este mundo de mierda".... y Litto aprovecha para cambiar la palabra "mierda" por "abandonado", y así de a poco van armando la canción entre los dos.

¿Cuál es? ¿A que viene esta historia?

Todo tiene que ver con todo en este universo, y un rato después de ver el documental, recibí un e-mail con fotos de su hija querida.

Ese pibe Tanguito la estaba pasando mal, aunque en ese "pasarla mal", por una extraña combinación de los astros, logra transmutar el "sólo y triste" en una preciosura de canción. Lo bonito de esa canción, es que no se queda en el "estoy sólo y triste", sino que se propone "conseguir / mucha madera / ... conseguir / de donde pueda".

Mucha madera pa´ construir, construir... aún en el peor de los días, cuando todo parece derrumbarse, construir, construir...

Y ustedes, mis amigos, por uno de esos milagros de la naturaleza, nueve meses después de un "chingui-chingui", una cosita hermosa les ha nacido al mundo... ¡maravillosa y delicada construcción!

Lo que han construido, esa semilla que ha germinado, ahora a regarla días tras día. Y la planta va a crecer, crecer, y por un largo tiempo, ustedes van a ser su guía, su escudo, su defensa frente al mundo.

Divina responsabilidad, enseñarle a mirar a una personita. Pero también, mis amigos, ustedes se han construido, con mucha madera, su propio escudo frente al mundo. A partir de ahora, tienen quien los defienda, quien le va a dar un sentido aún a los días tristes. Y en el diario aprendizaje, van a tener la oportunidad de adquirir mayor sabiduría, de entender lo profundo de la condición humana, que simplemente somos seres que queremos comer, dormir, reír...

Y dentro de muchos años, cuando esta dulzura ya no sea tan dulzura, cuando aparente no quererlos, se les rebele... paciencia, sólo paciencia, ese será el momento en que la niña comience su propio y personal camino de sabiduría, y así empezar a entender, poquito a poco, que entre todas las cosas que somos, ante todo somos AMOR.

Sí, también por el encuentro de dos cuerpos, también por eso, pero principalmente porque nos han dado de comer, nos han limpiado la caquita, y nos han protegido frente al mundo abandonado. Con mucha, mucha madera...

Los abrazo con los brazos.

Andrés

miércoles, 23 de enero de 2013

CABALLERO DE FINA ESTAMPA




Hay libros que se leen en el momento en que hay que leerlos, y hay otros que no, llegan tarde, o demasiado temprano. Nunca supe muy bien distinguir cuando algo es literatura, o no lo es. Los libros me gustan o no me gustan, me conmueven o me resultan indiferentes, puede ser desde tonta poesía, hasta cuentos de fútbol, novelas juveniles, o libros de filosofía.

“El caballero de la armadura oxidada”, de Robert Fisher, es de esos libros que he leído en el momento en que hay que leerlos. Es una pequeña fábula sobre un caballero “que vivía en una tierra muy lejana, hace ya mucho tiempo. El caballero hacía todo lo que suelen hacer los caballeros buenos, generosos y amorosos. Luchaba contra sus enemigos, que eran malos, mezquinos y odiosos. Mataba dragones y rescataba damas en apuros.”
El caballero era el número uno del reino, se pasaba el tiempo ganando batallas, matando dragones y rescatando damas en apuros. Tenía una familia, compuesta por su mujer, Julieta, y su hijo Cristobal. Pero el caballero los veía poco, “cuando no estaba luchando en alguna batalla, estaba ocupado probándose su armadura y admirando su brillo. Con el tiempo, el caballero se enamoró hasta tal punto de su armadura que se la empezó a poner para cenar, dormir, hasta que ya ni se tomaba la molestía de quitársela para nada”.
Un día la mujer le dice: “creo que amas más a tu armadura de lo que me amas a mí”. El caballero reacciona, intenta sacarse la armadura, pero no puede, ya es parte de su cuerpo.
Le pide ayuda al mejor herrero del pueblo, el más fuerte, pero no hay caso. Decide entonces emprender un viaje para encontrar quien pueda ayudarlo a quitarse la armadura.
En ese recorrido, al primero que se cruza en el camino es al bufón del rey, quien le dice “A todos, alguna armadura nos tiene atrapados. Sólo que la tuya ya la has encontrado”, y le sugiere que el único que lo puede ayudar a quitársela es el mago Merlín.
Comienza un largo peregrinaje a traves del bosque, buscándolo a Merlín. Sufre , no está preparado para sobrevivir entre tanta naturaleza. Luego de mucho trajinar, se encuentra con el mago:
-        Lo he estado buscando – dice el caballero-. He estado perdido durante meses.
-        Toda tu vida lo has estado – le contesta el mago.
-        No he venido hasta aquí para ser insultado.
-        Quizás siempre te has tomado la verdad como un insulto – le dice Merlín.
-        (…)
-        Sos muy afortunado, estás demasiado débil para correr.
-        ¿Y eso qué quiere decir? – pregunta el caballero.
-        Una persona no puede correr y aprender a la vez.
El caballero no tiene fuerzas para contestar, se encuentra agotado, con mucha sed. Merlín le ofrece un extraño líquido:
-        ¿Qué es?  – pregunta el caballero.
-        Vida.
-        ¿Vida?
-        Sí -contesta el mago-. ¿No te pareció amarga al principio y, luego, a medida que la degustabas, no la encontrabas cada vez más apetecible?
-        Sí, los últimos sorbos resultaron deliciosos.
-        Eso fue cuando empezaste a aceptar lo que estabas bebiendo.
-        ¿Estás diciendo que la vida es buena cuando uno la acepta? -preguntó el caballero.
-        ¿Acaso no es así? -replicó Merlín, divertido.
-        ¿Esperás que acepte esta pesada armadura?
-        Ah -dijo Merlín-,  pero vos no naciste con esa armadura.
El caballero continuó en el bosque, poco a poco se fue haciendo amigo de pájaros, ardillas, hasta que de pronto lloró:
-        Con esas lagrimas, diste el primer paso para liberarte de la armadura -explicó Merlín-. Es hora de que te vayas.
El caballero no sabía para donde ir. Merlín le explica que si quiere quitarse la armadura, debe recorrer el sendero de la verdad, que se irá volviendo cada vez más empinado a medida que se acerque a la cima de una lejana montaña. En el camino, deberá cruzarse con tres castillos: el primer castillo de nombre “silencio”; el segundo “conocimiento” y el tercero “voluntad y osadía”.
El recorrido lo hace junto un pájaro y una ardilla. Poco a poco comienza a entenderse con los animales, a conversar con ellos. La ardilla le dice:
-        El castillo del silencio está justo detrás de la próxima subida.
El caballero se siente decepcionado, esperaba una estructura más elegante, y el castillo del silencio es pequeño, sin nada llamativo.
-        Cuando aprendas a aceptar en lugar de esperar, tendrás menos decepciones -le dice el pájaro.
-        Estoy empezando a pensar que los animales son más listos que las personas -contesta el caballero.
-        No creo que esto tenga nada que ver con ser listos. Los animales aceptan y los humanos esperan. Nunca oirás a un conejo decir: “Espero que el sol salga esta mañana para poder ir al lago a jugar”. Si el sol no sale, no le estropeará el día al conejo. Es feliz siendo un conejo.
STOP.
Hasta aquí llega mi resumen del relato, la historia de como el caballero finalmente logra quitarse la armadura. Podría continuar, contarles todas y cada una de las peripecias del caballero en el sendero de la verdad, o incluso podría inventar brillantes teorias sobre magos, caballero, animales.
Pero mi intención -sana, por cierto- es que alguno de ustedes lea este libro, así que les pido disculpas, pero no les contaré el final. Tampoco voy a caer en lo que Ranciere llama “el velo que el sistema explicador pone sobre cualquier cosa simple”.
“El caballero de la armadura oxidada” no se trata, precisamente, de un libro que me haya resultado  indiferente. Y si usted, amigo lector, está esperando alguna conclusión, algo que traiga luz sobre este bonito libro, no olvide que eso es esperar, actitud típica de los humanos.
Andrés Lewin