miércoles, 16 de diciembre de 2009

INCHAUSPE


Juan Manuel Inchauspe: Nació en Santa Fe en 1940 y falleció en la misma ciudad en 1991. Publicó los libros “Poemas” (Editorial de La ventana, 1977) y “Trabajo nocturno” (UNL, 1985). Asimismo publicó sus trabajos en la Revista “Alto aire” (Rosario, 1965). La Universidad Nacional del Litoral, en el año 1994 publicó su “Poesía completa” con prólogo de Estela Figueroa, volumen de donde se extrajeron los textos que a continuación reproducimos:


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2.

Hay algo en mí que busca la más clara combinación.

Hay algo que golpea, necesita treparse,

volcarse en las palabras. La ventana

enmarca una porción de la noche.

Mis ojos están abiertos Mi cuerpo desecha

todo movimiento. Yo no necesito de la noche

para parecerme a ella,

sino para sentir el oscuro desafío que me enciende.


1967


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9.

Hay momentos en que la palabra

no está en ninguna parte.

Hasta el mismo corazón parece estar

fuera de su centro. Hasta esta cabeza.

¿ Cómo escucharé entonces la melodía oculta

si no puedo inventar el vuelo

de estos pájaros fríos, pequeños ?

Afuera las últimas estrellas tiemblan,

vacilan. La frialdad es perfecta.

Todo parece estar en su justo lugar.

Solo yo sé que esta noche no debe volver.


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6.

He estado leyendo en estos viejos papeles

palabras escritas hace tiempo

bajo otro cielo

en otra ciudad.


Sé que no son grandes palabras

que no hablan ni de la vida ni de la muerte

que han conseguido entrar en el corazón de algunos instantes

pero nada más.

Uno por uno

se retorció cada papel en el fuego.


Vertical

el frío de junio

caía sobre mí.


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ENCADENADO A ESAS PALABRAS QUE NO VIENEN

No es fácil estar sentado aquí

esperando que las palabras vengan al fín

a sacarnos de este vacío donde sudamos

un áspero y conocido perfume a soledad.

No se puede esperar demasiado tiempo

En el patio observo

la línea de la mañana. El viejo sol

con una paciencia infinita trilla

lentamente la flamante llanura.

En este mes de setiembre

entro en mi trigesimocuarto qué ?

La gata de casa

                           semidormida

se revuelve voluptuosamente sobre el pasto.

con los ojos entreabiertos, indiferentes hacia afuera

como si gozara íntimamente con algún secreto

que yo no tengo

                           parece no importarle demasiado

mi desprotección.

Adentro

mi hijo pequeñito duerme todavía

duerme y sueña y vuela.

Yo en cambio sigo aquí

encadenado a esas palabras que no vienen.


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Cómo puede la tristeza

escribirlo todo

sin dejarse ver.


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¿ Qué decir de Inchauspe ?
¿ Qué de vuelta nos retrotrae a la pregunta de siempre, de sí la poesía sirve para algo ? ¿ O son otras las preguntas ?

A Inchauspe uno lo imagina encerrado, con alguna botella acompañando, que uno supone de algún whisky malo, o acaso de ginebra. En la otra mano una birome, y por ahí también el cuaderno gastado.

Y se tienen ganas de tocarle el timbre, y que hacé' loco, venite, dale venite ... (que la noche está en pañales).
Invitarlo a compartir borracheras, ir de ronda por los bares, o a alguna fiesta con minitas y escabio, que aunque no haya pibitas, tampoco importa demasiado, que uno de los mejores antidotos contra la soledad, son las borracheras compartidas entre amigos.

Es que la poesía de Inchauspe es una poesía solitaria, del vacío, de palabras que no vienen, palabras cómo única compañía, incapaces de explicar el misterio de la vida.
Y la poesía cómo único refugio posible, alguien que escribe porque no sabe hacer otra cosa, y tan sólo se pregunta sobre la utilidad de las palabras.

Dice Inchauspe:
No es fácil estar sentado aquí / esperando que las palabras vengan al fín / a sacarnos de este vacío

Hay algo en mí que busca la más clara combinación. / Hay algo que golpea, necesita treparse, / volcarse en las palabras.

Parecería ser un hombre buscando una salida, soñando con palabras imposibles, cómo si por sólo nombrarlas, en un acto de fe, casi religioso, hubiera posibilidad de escapatoria.

Aunque si uno se remite a la biografía de Inchauspe, muerto joven y solitario, la lógica sería que nos resignemos al hecho fáctico que la poesía no le resultó de mucha utiilidad, tan inútil como es como camino de redención.

Y cómo la lógica no es nuestro fuerte, mantenemos la ilusión de seguir creyendo en las palabras, que aunque a Inchauspe no lo hayan redimido, al menos se tiene la convicción de que le sirvieron de alivio a su existencia cotidiana.


Pero eso sería sólo la anécdota de un solitario más en este mundo, y lo que vale, lo realmente importante, es la belleza en sus versos, esa terquedad en insistir, en tratar de transformar lo insignificante, lo ausente, en palabras luminosas.

Por eso gracias, Inchauspe, gracias.

Gracias por volvernos a la pregunta del principio, de si las palabras sirven para algo.

Y aunque no tenemos la respuesta, lo que si está claro, es que a nosotros, que también somos buscadores de palabras, lo que nos queda es persistir en la busqueda, que seguro, aunque esté preso, seguro que dentro de muchos años, otras generaciones, otros niños le escaparán a las playstation y volverán a insistir con la misma pregunta.

Andrelo
Buenos Aires, Diciembre de 2009



... continuará ...